Compliance Tributario – Marco Normativo Chileno
Las exigencias regulatorias en materia tributaria adquieren cada día una mayor importancia en el desarrollo de las actividades empresariales, desde las iniciativas de negocios más simples a las más complejas.
Erwin Ulloa - Director Tributario y Corporativo
11/21/20253 min read


Las exigencias regulatorias en materia tributaria adquieren cada día una mayor importancia en el desarrollo de las actividades empresariales, desde las iniciativas de negocios más simples a las más complejas, y en ellas el cumplimiento tributario debe ser visto como una oportunidad en la agregación de valor, otorgando transparencia y confianza en las interacciones de las empresas con los distintos agentes del mercado, en armonía con el aporte al financiamiento del gasto público para educación, salud, infraestructura y seguridad social, lo que fortalece la legitimidad del sistema.
Por ello es clave la comprensión del marco tributario chileno, de manera de internalizar todas las materias y transacciones sujetas a gravámenes impositivos, entendiendo que el cumplimiento tributario no solo implica el pago oportuno y correcto de impuestos, sino también la entrega de información transparente al principal ente regulador Servicio de Impuestos Internos (SII) y otros organismos relacionados.
La norma tributaria chilena se configura en un conjunto de leyes, reglamentos e instrucciones que regulan la determinación, declaración y fiscalización de los impuestos, siendo los pilares fundamentales los siguientes:
Código Tributario chileno (Decreto Ley N° 830, de 1974) es la norma base que regula las relaciones entre el Fisco y los contribuyentes, estableciendo procedimientos, derechos y deberes en materia de fiscalización y cobro de impuestos.
Ley del IVA o Ley sobre Impuesto a las Ventas y Servicios (DL N° 825): Esta ley establece las operaciones que están gravadas con IVA, cómo estas se determinan, se pagan y se administran.
Ley sobre Impuesto a la Renta (LIR, Decreto Ley N° 824 de 1974) es la norma central que regula la tributación de las personas y empresas sobre las rentas obtenidas tanto en Chile como en el extranjero, estas últimas atribuibles a residentes o domiciliados en Chile.
A estos cuerpos se suman instrucciones del SII (circulares, resoluciones), además de normas especiales (impuesto territorial, herencias y donaciones, entre otros.
Dentro del marco regulatorio podemos señalar que el sistema tributario chileno se basa en la autodeclaración, es decir que cada contribuyente es responsable de calcular y declarar correctamente sus impuestos. La importancia de su cumplimiento se puede ver reflejada en varios ámbitos:
Reducción de riesgos y sanciones: El incumplimiento puede derivar en multas, intereses, clausuras e incluso procesos penales en casos de evasión o fraude.
Una gestión tributaria ordenada minimiza riesgos de fiscalización, evita costos adicionales y resguarda la credibilidad de la empresa o persona.
El cumplimiento oportuno es requisito para acceder a beneficios tributarios, como devoluciones de impuestos, créditos fiscales, o acogerse a regímenes simplificados (Pro Pyme, renta presunta, etc.).
Un historial limpio frente al SII facilita trámites como solicitar devoluciones de IVA exportador o postular a incentivos estatales.
Transparencia y confianza: Para las empresas, estar al día en materia tributaria genera confianza con inversionistas, bancos y socios comerciales, ya que demuestra formalidad y seriedad.
En el caso de los contribuyentes individuales, facilita la relación con el sistema financiero y el acceso a créditos hipotecarios o de consumo.
Prevención de conflictos con la autoridad: El cumplimiento tributario fomenta una relación cooperativa con el SII, que cada vez utiliza más herramientas de fiscalización electrónica y cruces de información.
Una gestión preventiva permite anticipar observaciones y resolver diferencias antes de que escalen a procedimientos de fiscalización o juicios tributarios.
En conclusión, el sistema tributario chileno premia la disciplina documental, la consistencia de datos y la anticipación. Una empresa que mantiene sus transacciones ordenadas y con disciplina tributaria sumado a políticas claras de registros de ingresos y gastos operacionales reduce su exposición a ajustes, multas y controversias con el ente fiscalizador.
Esa es la forma tradicional —y efectiva— de “hacer las cosas bien” en materia tributaria.
